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La cultura nos determina desde pequeños y hace calar en nuestras mentes ciertas ideas predeterminadas como pilares en nuestro conocimiento, por ejemplo; si os dijera que en la antigüedad existían dictadores y tiranos que decidían el futuro de su pueblo, vosotros seguramente os toméis esa afirmación como una desgracia del pasado, sin embargo hay que recapacitar, ver diferentes puntos de vista y sobre todo no ver el pasado con las lentes del presente. Como decía Lowenthal: “El pasado es un país extraño”; no debemos dejarnos engañar por el momento presente, mucho menos por el futuro.
En esta entrada analizaremos cronológicamente dos figuras históricas que han sido dictadores o tiranos (que para el asunto que nos trae viene a ser lo mismo), por supuesto no quiero decir con ello que todos los dictadores o tiranos de la antigüedad hayan resultado ser unos santos ni nada por el estilo, dicho esto y desvinculándome de opiniones políticas, entremos en materia.
Nos situamos en la Grecia Arcaica, en un período de tensiones (Stasis) que vienen determinadas por la crisis social y política del momento en la cual, como ya estamos acostumbrados, los aristócratas tienen mucho dinero (y en aumento) y los ciudadanos no tienen dinero (y si la situación sigue tendrán menos si cabe). Evidentemente esto sucede porque gobiernan los aristócratas, y gobiernan para ellos mismos.
En ese justo momento surgió la tiranía como forma de gobierno anti aristocrático, apoyado por la mayoría del pueblo debido a su manca de convicción hacia la clase política. El tirano solía agradecer el apoyo del pueblo cediendo privilegios que arrancaba de las manos de los aristócratas. Uno de esos casos por poner un ejemplo fue Pisístrato.
Pisístrato (c. 607-527 a. C) fue una hábil figura política que, pese a que tomó el mando con un ingenioso golpe de estado, dio tierras a los campesinos y eliminó multitud de sus deudas para que pudieran seguir viviendo dignamente y no como esclavos (que sería su única vía si la situación seguía de la misma forma).
Sin embargo, el gran problema que tienen todos los dictadores es su incansable necesidad de seguir en el poder, en algunos casos hasta nombran un heredero. Pisístrato nombró a sus dos hijos Hipias e Hiparco, que siguieron su legado sin demasiado éxito.
Nos trasladamos ahora a Roma, donde la figura del tirano es conocida por otro nombre, “Dictator”. Esta figura es una magistratura conocida y ejercida solamente en momentos de extrema necesidad, dura 5 meses y puede postergarse con la venia del senado.
Si se le concede esta magistratura extraordinaria a alguien, ese alguien debe resolver el problema que le han encomendado, ya sea un problema bélico contra otro pueblo o un problema social interno, evidentemente este puesto se le concedía a personajes ilustres de la sociedad, es decir, patricios.
Lucio Quincio Cincinato (519-439 a. C) fue Quizá la figura más emblemática de dictador romano, su historia es simple y a la vez digna de alabanza, en el 458 a. C fue llamado por el senado para resolver una batalla a favor de Roma contra ecuos y volscos que tenía las de perder, se le dieron 5 meses de cargo pero él consiguió ganar la batalla en dos semanas, entonces regresó a Roma, renunció del tiempo que le quedaba y volvió a sus tierras para cultivarlas, Sí señores, así de simple!
Con estos dos casos espero haber comprobado que no todos los tiranos, ni todas las dictaduras resultaron ser perjudiciales para el pueblo, sino más bien lo contrario.
Miguel Cuesta Jiménez.